1. Introducción a la Inteligencia Artificial (IA)

¿Qué es la Inteligencia Artificial?

¿Crees que tienes alguna en casa? O ¿qué usas alguna bien sea en el trabajo, la calle, la biblioteca…, en los bares, conciertos o cualquier otro evento…?

Si haces memoria y piensas que cuando llegas a casa y dices: “ok Google enciende las luces y pon música”, luego pasas la aspiradora y te dice roborock “la limpieza se ha

completado”; enciendes el ordenador y Cortana te saluda por tu nombre; usas una página web y te atiende una persona de atención al cliente a cualquier hora y cualquier día de la semana, siempre el/la misma… y no es que esté sobrecargado de trabajo… es un ChatBot que interacciona contigo, conoce tus gustos y rango de precios en el que te manejas…; ya no tienes que hacer esa consulta médica urgente para hacerte mirar el lunar que no te gusta, mediante una foto, una App te analizan con un programa informático que puede ser incluso más exacto que un médico experimentado y que te recomendará si realmente tienes que ir al dermatólogo o que deberías hacer…. Pues si, la tecnología que está detrás de todos estos avances está relacionada con la Inteligencia Artificial, y es que se puede decir que la Inteligencia Artificial está metida en nuestras vidas… Los avances que en los últimos años se han producido en el ámbito de la IA hacen ver un presente y presuponer aún más un futuro con toda suerte, de robots que faciliten la vida a los humanos.

Estos sistemas informáticos están programados para realizar funciones específicas, y por esta razón tradicionalmente han sido catalogados como “tontos” ya que sólo pueden realizar las tareas para las que fueron programadas. Nuestros ordenadores no pueden “pensar”. Lo más que pueden hacer es ejecutar instrucciones en forma de código de ordenador que luego compila en cadenas infinitas de unos y ceros. Los estados binarios imitan el disparo de puertas lógicas electrónicas dentro del hardware del ordenador. Un uno indica que el voltaje alto pasa a través de un circuito (ENCENDIDO) y un cero indica que el voltaje bajo pasa a través de un circuito (APAGADO).

La inteligencia es algo rara en el sentido de que las personas la reconocen rápidamente, pero les cuesta más definirla. Un humano es inteligente por qué puede “pensar”, lo que sea que eso signifique. El pensamiento cubre una amplia gama de diferentes habilidades cognitivas que la mayoría de los humanos dan por sentado. Estos incluyen la capacidad de comprender la lógica, aprender, tener conciencia de sí mismo, tener inteligencia emocional, pensar de forma abstracta y resolver problemas… y un largo etc… y, sin embargo, no

se puede imaginar cómo un ordenador puede aprender hacer solo una. La lógica que aprenden los ordenadores es estrictamente matemática.

No existe una definición aceptada por todos los expertos de lo que significa la inteligencia artificial. Primero, porque es una ciencia nueva, cambiante y experimental. Y segundo, porque ni siquiera podemos definir con exactitud qué es la inteligencia humana.

Andreas Kaplan y Michael Haenlein definen la inteligencia artificial como “la capacidad de un sistema para interpretar correctamente datos externos, para aprender de dichos datos y emplear esos conocimientos para lograr tareas y metas concretas a través de la adaptación flexible”. Según Takeyas (2007) la IA es una rama de las ciencias computacionales encargada de estudiar modelos de cómputo capaces de realizar actividades propias de los seres humanos en base a dos de sus características primordiales: el razonamiento y la conducta. En 1956, John McCarthy acuñó la expresión “inteligencia artificial”, y la definió como “la ciencia e ingenio de hacer máquinas inteligentes, especialmente programas de cómputo inteligentes” (cita 7 de wiki).

En resumen y tal como lo define Tomas (2001), la IA tiene como objetivo el estudio y análisis del comportamiento humano en los ámbitos de la comprensión, de la percepción, de la

resolución de problemas y de la toma de decisiones con el fin de poder reproducirlos con la ayuda de un ordenador. De esta manera, las aplicaciones de la IA se sitúan principalmente en la simulación de actividades intelectuales del hombre. Es decir, imita por medio de máquinas, normalmente electrónicas, tantas actividades mentales como sea posible.

Por tanto, la base de toda la investigación de la IA es averiguar cuál es la naturaleza exacta de la inteligencia, qué es exactamente, cómo se mide y se desarrolla, razón por la cual la IA se ha transformado de ser una ciencia importante a fascinante, puesto que los temas que abarcan atraen a una amplia variedad de disciplinas: Matemáticos, físicos, biólogos y filósofos que esencialmente convergen en el problema del cerebro y la conciencia.

La inteligencia artificial es muy diferente a la inteligencia humana. Se piensa que la unidad primaria de pensamiento en el cerebro humano es una neurona, mientras que, en el ordenador, se tiene una unidad central de procesamiento (CPU) que realiza cálculos.

La unidad más pequeña de una CPU es un transistor, un componente electrónico que forma puertas lógicas. Estos son el equivalente de las neuronas para los ordenadores, pero no hace mucho más. Pueden cambiar el flujo de electricidad, amplificarlo y eso es todo. Las puertas lógicas forman la base de los programas de ordenador, que son una serie de unos y ceros. Entonces, ¿cómo pueden estos simples interruptores de electricidad crear un comportamiento inteligente? En el nivel más básico, un programa puede exhibir cierto nivel de inteligencia dependiendo de cómo esté programado. Las estructuras de control en el código de ordenador permiten que los programas tomen decisiones basadas en entradas. Por ejemplo, si una persona quiere entrar a cierta página web clasificada para adultos, el ordenador necesita determinar si este usuario es mayor o no de edad, para saberlo necesita conocer la fecha de nacimiento, calculará la entrada del usuario y luego determinará si es un adulto legal. El programador ha “codificado” el valor de 18 dentro del programa, lo que le permite a un ordenador saber dónde está la fecha de corte.

La teoría del procesamiento de la información de Mahoney considera al ser humano como un procesador de información a partir de estímulos internos y externos que va almacenando en memoria y que es capaz de elaborar respuestas similares a partir de estímulos posteriores que tengan cierta similitud. El aprendizaje humano se basaría en la exposición a situaciones repetidas con refuerzos (positivos o negativos) cada vez que tomamos una decisión correcta o fallamos. A partir de estímulos similares que tienen soluciones similares y a través de nuestra experiencia y conocimientos previos, empezamos a tomar decisiones. La toma de decisiones supone un pensamiento lógico y jerárquico que puede ser transcrito a algoritmos en un lenguaje que las máquinas pueden interpretar y ejecutar con mucha mayor rapidez que el ser humano.

El aprendizaje humano es progresivo y se desarrolla a partir de la exposición a situaciones de forma consecutiva, proceso que puede llevar años, en cambio, la adquisición de estos datos por parte de una máquina es mucho más rápida, ya que esta no se agota (puede trabajar 24h al día, los 7 días de la semana, 365 días al año) y no tiene funciones vitales tales como alimentación, sueño, descanso u ocio. En este sentido la información se multiplica, sin importar el formato, es decir que usaríamos Big Data para obtener el “conocimiento/experiencia”.

El incremento de datos y velocidad de procesamiento de los ordenadores, es lo que hace posible la Inteligencia Artificial, por lo que podemos decir que Big data es el combustible de la IA. Esta se alimenta y utiliza los datos, aprendiendo de ellos y desarrollando soluciones sofisticadas de análisis que permiten encontrar, incluso predecir respuestas a problemas hasta ahora parecían irresolubles. Pero la IA se perfila, sobre todo, como una herramienta capaz de aprender ya analizar con rapidez enormes cantidades de información de los historiales de pacientes de las pruebas de imagen y de los avances científicos para ayudar a los clínicos a ofrecer mejores diagnósticos y tratamientos. Y es que la “Inteligencia Artificial no va a sustituir a los médicos, es un aliado”

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